7 de enero de 2010

VAMPIROS VEGETARIANOS

La más reciente forma de explotación de los vampiros es la que audazmente utiliza Stephenie Meyer en su saga de libros y películas “Crepúsculo”. Los vampiros de Meyer han sido modificados hasta convertirse en adolescentes que van al colegio, viven entre la tecnología y los videojuegos, experimentan intensas historias de primeros amores prohibidos y son tan solo ligeramente peligrosos.


Meyer, ha sabido aprovechar la fascinación juvenil por unos vampiros que pasan a ser elegantes, hermosos, vegetarianos y modelo de príncipe azul para la mayoría de las niñas y que, según la misma autora, ‹‹representan los amores y miedos que todo adolescente siente››.

Los vampiros que vemos ahora como héroes atractivos por muy inofensivos que se nos presentan no dejan de ser parientes de sus terroríficos ancestros de mediados de los 1800’s, solo que esta vez la peligrosidad radica en la forma tan atractiva de presentar un conjunto de desvalores como valores relacionados a peculiaridades de los flamantes vampiros. Desvalores que si no son evidenciados a los adolescentes les pueden resultar atractivos y hasta modélicos.
A muchos jóvenes (y no tan jóvenes) de hoy la cultura actual les va creando un vacío porque deja completamente de lado la cuestión de lo espiritual y lo trascendente. Este vacío es un vacío interior que las personas buscamos llenar y los vampiros vegetarianos de hoy vienen a ser el sucedáneo de moda para llenar este vacío. Sucedáneo porque aparentemente llena pero no satisface por completo, porque el auténtico anhelo de eternidad, la “nostalgia de infinito”, que todos experimentamos no tiene nada que ver con una vida eterna en este mundo; no tiene nada que ver con tener 17 años para siempre; más bien tiene que ver con resolver la necesidad profunda de plenitud, con el deseo profundo de realización, de no conformarse con lo limitado y efímero, es decir con encontrarle un sentido a la propia vida... ¡Pero con tanta hambre spiritual hasta un caldo aguado se ve sabroso!

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