27 de abril de 2010

MIRARSE AL ESPEJO

"Hay panolis (tontos) que se piensan que esto de escribir para uno es como hablar a solas, cosa de chalados. Eso son ganas de enredar las cosas porque uno no siempre dice lo que quiere y hay pensamientos que andan por dentro de uno y uno, por vueltas que les dé, no acierta a expresarlos, o a lo mejor no le da la real gana de hacerlo. Uno es de una manera y como uno es, no lo sabe ni su madre y, sin necesidad de ir a lo zorro uno nunca se confía del todo a los demás(…)

Yo digo que esto de escribir para uno es tal y como mirarse al espejo, con la diferencia de que uno no se ve aquí el semblante, sino los entresijos."

Lorenzo en “Diario de un emigrante” por Miguel Delibes

23 de abril de 2010

CHAQUETA BLANCA


Estos días de cambio de clima son ideales para perder abrigos y chaquetas, sale uno temprano en la mañana bien abrigado a causa del frío pero por la tarde hace tanto calor que ni siquiera se echa de menos el jersey o el abrigo que se ha quedado atrás.
Esto le sucedió a mi chaqueta blanca, cuando salí del gimnasio hacía un sol radiante y no me acordé de ella hasta un par de días después que no la encontré en mi armario. ¡La he perdido! pensaba al tiempo que me esforzaba por recordar dónde la había visto por última vez. Escogiendo un abrigo adecuado, en las prisas de la mañana, recordé que mi chaqueta blanca es a la vez ligera y calientita, a pesar de ser blanca es bastante repelente a las manchas y precisamente por ser blanca se ha convertido en un comodín para mí: ¡combina con todo!
Cuándo ya la daba por perdida se me ocurrió preguntar a la chica de la recepción del gimnasio si alguien le había entregado una chaqueta blanca. ¡Cuál no sería mi alegría cuándo la trajo de un cuartito de atrás! en verdad me alegré mucho.

Qué grande es la alegría de volver a tener algo que se había perdido, cuántas veces necesitamos perder algo para darnos cuenta de su valor y ¡qué bueno es celebrar cuándo recobramos algo nuestro!

Con la conversión vamos recuperando la semejanza perdida, ¡celebremos con gratitud y alegría cada paso que damos hacia el Amor!!!

21 de abril de 2010

BAOBAB



− ¿Cómo pude hacer eso? ¡Jamás me imaginé haciendo algo tan horrible!
− Pues muy fácil, ¡dejaste crecer un baobab en tu corazón!
− Un ¿qué?

Los Baobabs, cómo el de ésta foto, pueden llegar a medir 30 metros de altura y hasta 11 metros de diámetro en la base. No son particularmente bellos, solo tienen hojas en la época de lluvias pero llaman la atención por su tamaño: ¡enormes!

¿Te imaginas que sucedería si “por accidente” creciera uno de estos árboles en tu terraza o patio trasero? o imagínate que un buen día (o un mal día como le sucedió a mi sorprendida y arrepentida amiga) descubres uno de éstos gigantes ¡en medio de tu habitación!
Difícil imaginárselo ¿no? es que resulta bastante complicado descubrir que "de repente" hay algo grande y feo ocupando un sitio donde pensabas que no había nada, o dónde tenías algo hermoso que ha sido desplazado (¡o destrozado!) por esta mole.
Es verdad, el hecho de que de un momento a otro semejante titán “aparezca” en tu casa -o en tu corazón- es tan poco probable que quizá la pregunta más importante no sea ¿qué hace esto aquí? sino ¿cómo llegó esto hasta aquí?

Ya el Principito advertía acerca del peligro de los baobabs: “… en el planeta del principito había, como en todos los planetas, hierbas buenas y hierbas malas. Por lo tanto buenas semillas de hierbas buenas y malas semillas de hierbas malas. Pero las semillas son invisibles”, las semillas se ocultan bajo la tierra y luego comienzan a crecer como pequeñas ramitas y “es cuestión de disciplina, me decía el principito. Después de terminar la higiene matinal, hay que hacer con cuidado la limpieza del planeta. Hay que obligarse regularmente a arrancar los baobabs en cuanto se los distingue de los rosales, a los que se parecen mucho cuando son muy jóvenes. Es un trabajo muy fastidioso, pero muy fácil.”


No dejemos crecer baobabs en nuestros corazones, cuándo se "asomen" esas cosas que sabemos que no están bien, o esas cosas que "no me gusta de mi", en lugar de decir excusas como "pero así soy", "los demás son peores que yo", "es algo pequeñito"... mejor hagamos un esfuerzo por arrancar desde la raiz, !esforcémonos por cambiar!

5 de abril de 2010

DOLOR - ALEGRÍA


¿No es sorprendente? aún cuándo parece que no hay más que hacer, cuándo parece que todo está perdido, el ratoncito no pierde la esperanza y fortalecido por el excelente queso que ha comido, se va levantando del golpe ¡con tanto entusiasmo que nos alegra!

Así los cristianos, cuándo nuestros sufrimientos, desilusiones o problemas, sean tan grandes que como que nos aplastan, con confianza pidámosle al Espíritu Santo que su Amor nos fortalezca, que su júbilo nos alegre y nos anime a seguir adelante. Pidámosle que nos enseñe y ayude a levantarnos gozosos, aún en el peor sufrimiento, para que así contagiemos a todos la alegría verdadera, la alegría de la victoria de la Resurrección.

¡Adelante, siempre adelante, siempre alegres!

2 de abril de 2010

LA LECCIÓN DE LA MARIPOSA


Un día, un hombre sentado al borde del camino bajo un árbol, observó cómo la oruga de una crisálida de mariposa intentaba abrirse paso a través de una pequeña abertura aparecida en el capullo. Estuvo largo rato contemplando cómo se esforzaba hasta que, de repente, pareció detenerse y que había llegado al límite de sus fuerzas: no conseguiría ir más lejos. O así creía él.
El hombre decidió ayudar a la mariposa: agarró una tijera y ensanchó el orificio del capullo. La mariposa, entonces, salió fácilmente. Pero su cuerpo estaba blanquecino, era pequeño y tenía las alas aplastadas. El hombre continuó observándola, porque esperaba que, en cualquier momento, sus alas se abrirían y estirarían y el insecto se echaría a volar. Nada ocurrió.
La mariposa vivió poco y murió. Nunca voló, y las pocas horas que sobrevivió las pasó arrastrando lastimosamente su cuerpo débil y sus alas encogidas.

Aquel caminante, con su gentileza y voluntad de ayudar, no comprendió que el esfuerzo necesario para abrirse camino a través del capullo era la manera que Dios había dispuesto para que la circulación de su cuerpo llegara a las alas, y estuviera lista para volar una vez hubiera salido al exterior.

Algunas veces, justamente es el esfuerzo lo que necesitamos en nuestra vida. Si Dios nos permitiese vivir sin obstáculos, quedaríamos inválidos. Nunca llegaríamos a nuestra plenitud. El éxito en la vida se mide por los obstáculos que has tenido que enfrentarse en el camino.

Autor anónimo.