21 de abril de 2010

BAOBAB



− ¿Cómo pude hacer eso? ¡Jamás me imaginé haciendo algo tan horrible!
− Pues muy fácil, ¡dejaste crecer un baobab en tu corazón!
− Un ¿qué?

Los Baobabs, cómo el de ésta foto, pueden llegar a medir 30 metros de altura y hasta 11 metros de diámetro en la base. No son particularmente bellos, solo tienen hojas en la época de lluvias pero llaman la atención por su tamaño: ¡enormes!

¿Te imaginas que sucedería si “por accidente” creciera uno de estos árboles en tu terraza o patio trasero? o imagínate que un buen día (o un mal día como le sucedió a mi sorprendida y arrepentida amiga) descubres uno de éstos gigantes ¡en medio de tu habitación!
Difícil imaginárselo ¿no? es que resulta bastante complicado descubrir que "de repente" hay algo grande y feo ocupando un sitio donde pensabas que no había nada, o dónde tenías algo hermoso que ha sido desplazado (¡o destrozado!) por esta mole.
Es verdad, el hecho de que de un momento a otro semejante titán “aparezca” en tu casa -o en tu corazón- es tan poco probable que quizá la pregunta más importante no sea ¿qué hace esto aquí? sino ¿cómo llegó esto hasta aquí?

Ya el Principito advertía acerca del peligro de los baobabs: “… en el planeta del principito había, como en todos los planetas, hierbas buenas y hierbas malas. Por lo tanto buenas semillas de hierbas buenas y malas semillas de hierbas malas. Pero las semillas son invisibles”, las semillas se ocultan bajo la tierra y luego comienzan a crecer como pequeñas ramitas y “es cuestión de disciplina, me decía el principito. Después de terminar la higiene matinal, hay que hacer con cuidado la limpieza del planeta. Hay que obligarse regularmente a arrancar los baobabs en cuanto se los distingue de los rosales, a los que se parecen mucho cuando son muy jóvenes. Es un trabajo muy fastidioso, pero muy fácil.”


No dejemos crecer baobabs en nuestros corazones, cuándo se "asomen" esas cosas que sabemos que no están bien, o esas cosas que "no me gusta de mi", en lugar de decir excusas como "pero así soy", "los demás son peores que yo", "es algo pequeñito"... mejor hagamos un esfuerzo por arrancar desde la raiz, !esforcémonos por cambiar!

1 comentario:

Teresa dijo...

Fíjate, Patricia, a mí me sucede lo contrario. me gusta el Baobab. Hace unos meses hicimos una fiesta solidaria con Kenya y trajimos artesanías hechas por ellos para venderlas y recaudar dinero. Me sorprendieron esos "árboles" -tan feos, pensaba yo- que habían hecho a modo de recuerdo. El misionero nos explicó que es un árbol grandioso, muy querido por ellos y muy necesario: almacena en su interior hasta 100.000 litros de agua porque su corteza es esponjosa, lo que permite el consumo de agua por sus gentes. Además su fruto tiene grandes propiedades...¡se le llama el árbol farmacia!. Así que de algo, aparentemente feo, brota ¡VIDA!. Por eso les tengo mucho cariño. ¡Cuánta vida esconden bajo esa apariencia de árbol envejecido y marchito!. Un abrazo.